Querido Jace:
No puedo evitar pensar que esto ha sido culpa mía. Puede que no lo
haya sido. Pero no paro de pensar que yo soy la culpable de que Alec haya
desaparecido.
Tengo lástima por Magnus. Todas las cosas que les han pasado: las
peleas, la separación que tuvieron hace unos meses, la reconciliación… Pensar
que Magnus puede perderlo ahora… no puedo quedarme de brazos cruzados mientras
él lo pasa mal, pensando en lo que le pueden hacer…
No, no puedo hacer eso. Cuando leas esta carta, yo ya me habré
ido. No vas a poder seguirme, así que no lo intentes.
¿Recuerdas la noche en la casa solariega de los Wayland?
Encontramos a Ithuriel. Pues me ha vuelto a hablar, en un sueño, como hacía
desde que sabía que soy una cazadora de sombras. Me dijo que he de tener
cuidado, pues Edward viene por nosotros, y si no lo hago bien, moriréis todos,
incluido tú. Pero yo no estaba en la pelea, supongo, pues en el sueño estaba
viva, llorando sobre tu cuerpo, frio e inmóvil. Lo más probable es que no logre
salir de allí con vida. Te habrás dado cuenta de que faltan utensilios en la
sala de armas. Me he llevado un arco, dos carcajes, una espada y una lanza. Con
varios cuchillos, por supuesto.
Espero que entiendas el por qué me voy. Si no, seguro que Alec te
lo contará pronto.
Te quiero. Clary