18 de julio de 2012

cazadores de sombras publicacion 56

Un grito salió de su garganta. No había nadie en la habitación, estaba sola en su cuarto, las ventanas y cortinas cerradas, al igual que la puerta. Se levantó de su cama. Mala idea. ‘¿Cómo no se me ha ocurrido?’ Pensó para sí ‘Es lo mismo que me pasó aquel día’
Se quedó tumbada en la cama, a la espera de que alguien viniera. A los quince minutos, apareció Sebastian. Con cara de preocupación, miró su estado, comprobó si sus articulaciones funcionaran correctamente. Clary intentó sacar conversación, pero Mister Hide no la dejaba hablar. No entendía por qué su hermano la callaba, solo se había desmayado, a no ser…
-¿Ha ocurrido algo durante la noche, Sebastian?
El joven de pelo plateado de puso blanco y salió del cuarto.
‘¿Qué ha pasado?’
Mister Hide había dejado una bandeja con comida: un vaso de leche, zumo de naranja y cereales.
Clary volvió a recordar su sueño. La sangre y la agonía volvieron al presente.
Después de comer lo que había traído su hermano salió de la cama, con lágrimas en los ojos, asustada de lo que pasará. Ya que el ángel la ha prevenido de lo que podría ocurrir si no tiene cuidado con lo que hace. Pero ese era el problema. ¿Qué hacer para que no pase? ¿Qué hacer para mantener a salvo a las personas a las que quiere? ¿Se entrega? No tendría sentido, porque no la quieren a ella. ¿Entregar a su hermano? Es cierto que Sebastian ha hecho cosas malas. Pero sigue siendo su hermano.