Jace ya estaba lo bastante mal con lo de Alec, como
para perder ahora a Clary. Ella se había ido, pero… ¿Le ha dejado algo?
El rubio fue hacia su cuarto, y encontró un papel de
un impoluto blanco, justo encima de un libro que estaba leyendo, el cual lo
puso en la mesilla de noche.
Comenzó a leer.
Querido Jace:
No puedo evitar pensar que esto ha sido
culpa mía. Puede que no lo haya sido. Pero no paro de pensar que yo soy la
culpable de que Alec haya desaparecido.
Tengo lástima por Magnus. Todas las cosas
que les han pasado: las peleas, la separación que tuvieron hace unos meses, la
reconciliación… Pensar que Magnus puede perderlo ahora… no puedo quedarme de
brazos cruzados mientras él lo pasa mal, pensando en lo que le pueden hacer…
No pudo leer más,
Clary se ha ido, posiblemente para siempre. Han desaparecido armas, no se la
puede rastrear, ya que ha hecho una runa en su cuarto, que lo abarca todo y no
permite seguirla.
¿Qué hacer? No se
puede hacer nada… a no ser…
-¡Izzy, Sebastian,
Magnus!-llamó Jace- ya sé cómo encontrarla.
Entraron su
hermana, el brujo y el hijo de Valentine en su cuarto.
-No digáis nada-continuó
Jace- pienso que ha ido a rescatar a
Alec. Llamaré a Simón, a ver qué me dice.
No hay comentarios:
Publicar un comentario