-¿Es qué no puedo preocuparme de Jace?
-Bueno, Clary –Dijo el joven rubio- Vamos, tenemos que darle esto a la reina.
La muchacha hizo la runa, ya que se le daba mejor dibujarlas a ella, ya que fue quien las trajo al mundo.
Llegaron a Nueva York, y fueron a ver a la Reina Seelie, pero la encontraron cerca del instituto.
Su sonrisa la delataba, sabía que tenían el objeto que quería.
-¿Dónde lo tenéis?
-Aquí-Dijo Clary- en esta caja.
Sacó la cajita plateada, y la reina se la arrebató de las manos. La abrió y una sonrisa se dibujó en sus labios.
-Bien, -interrumpió Jace- ahora, ¿Puedes decirnos quien es Edward?
-Sí, es un vampiro, ¡Alto, no te precipites! Es un vampiro diferente, los de su familia y él, no se queman a la luz del sol. Todo lo contrario, en vez de carbonizarse, como cualquier vampiro normal, ellos brillan.
-¿Qué brillan?
Alec estaba histérico, el hermano de Clary se había enamorado de la mujer de un vampiro que, no solo no muere al sol, sino que, encima, ¡Brillaba!
es que la madre de edward era campanillaª
ResponderEliminarno que yo sepa, pero bueno.
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